8.2.16

Tócala otra vez
pero no sientas tus dactilares la palma de la mano
que su piel te envuelva en la tersura
de lo inalcanzado
de lo aún inasible

Tócala otra vez
que su carne sea el umbral de la tangencia
que una lenta ignición se apodere y cubra todo
todo sea incinerado

Tócala otra vez
adéntrate en sus aguas tranquilas
escribe su nombre en el silencio de su espalda
que cada recorrido por su cuerpo
sea nombrar el mundo nuevamente

Tócala otra vez
que trascienda la caricia ese contacto
y cedan el tiempo y la materia ante su pulso
que sus nervios los tuyos la vorágine
devasten el entorno lo calcinen

Ahora
tócala otra vez.


Alí Calderón, “Las correspondencias” (Ed. Visor, 2015)

Imagen: Remedios Varo, "Planta"

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